Hola, soy yo...
Se ha vuelto flagrantemente absurda
esta cacería de mí
creyendo que cuando fuera
cazado
descubriría no sólo a mí
sino todo un rebaño
más allá de mí, futuros de mí
toda una carretada
y todos los años
y adónde he llegado
a esta altura del tiempo
este no es el mismo espejo
al que asomé hace años
Es el espejo el que cambia
no el pobre Gregory
Eh, en la vida
Donde fui, fui
Donde paré, paré
Donde hablé, hablé
Cuando escuché, escuché
Lo que comí, comí
Lo que amé, amé
Pero qué pasa cuando
donde fui, no fui
donde paré, seguí
cuando hablé, escuché
cuando escuché, hablé
cuando ayuné, comí
y cuando amé...
no quise odiar
Ahora veo a la gente
como los ve la policía
También veo a las monjas como
veo a los hare-krishnas
No tengo agente
no puedo ver que los poetas tengan agente
Sin embargo Ginsy, Ferl, tienen uno
y hacen montones de dinero gracias a ellos
y fama también
¿Tal vez debiera tener un agente?
¡Guau!
Ni en broma, Gregory, ¡¡¡sigue
pegado al poema!!!
(en la foto de abajo, Gregory Corso con Lawrence Ferlinghetti, que dos muchachos!)
2 comentarios:
Ya te lo dije, pero te lo comento además: Gregory Corso debe estar - tiernamente- sonriéndote desde allá... Y Ferlinghetti asiente con la cabeza, con aire de señor más serio..., y los otros dos... Já!! Creo que te invitarían un trago los muchachos de esa cofradía.
quién no quisiera!!
pero andaría con el tujes contra la pared, por Ginsy...
Publicar un comentario