12 agosto, 2009

Gratitud

Gracias aroma
azul,
fogata
encelo.
Gracias pelo
caballo
mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla
a la sangre
a los toros
a la siesta.
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.
Oliverio Girondo,
agradecido.

11 agosto, 2009

Llorar a lágrima viva.

Llorar a lágrima viva.
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma, la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando.
Festejar los cumpleaños familiares, llorando.
Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo...
si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz, con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría.
Llorar de frac, de flato, de flacura.
Llorar improvisando, de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!



Oliverio Girondo!

09 agosto, 2009

Limpieza (casi) general.

(a G.C.)

Me deshice de mí

de casi todo de mí

porque quería partir de cero esta vez

Tiré primero los recuerdos

Primero los recuerdos tiernos

-el cariño es una medusa-

Después los malos,

eso fue más fácil

Tiré los miedos y los sueños y los

Malos hábitos

También los buenos

Porque quería empezar

De cero

Tiré todo o prácticamente todo

Lo que había aprendido

Y lo que había olvidado también

(tiré huecos, silencios sordos)


Quedaron las palabras

(necesitaba personal de mudanza)


Después le tocó el turno al cuerpo.

Me deshice de los pies maltrechos y de las

Rodillas doloridas

Y los dedos cloqueando de las dos manos

Dije “adiós, adiós dedos de piano!”

Y los dedos se fueron cantando canciones

De ruidos de huesos

Y les siguieron los brazos,

Enamorados.


Tiré las piernas a los perros

Callejeros de mi barrio (me ladraban sonriendo)


Hacía mucho que había perdido la cabeza

Por una mujer

Así que no hizo falta tirarla.


El corazón también se lo había llevado

Otra mujer.


El estómago ya había cerrado.

Y la boca renunció a comer entonces, pero también

A besar a otras bocas.

Así que tenía el resto del pecho, los hombros,

Las nalgas, la espalda

Los genitales.


Mis perfectos pulmones se los llevó

Un viejo alegre que prometió

-solemnemente con una mano nudosa en lo alto-

“No volver a fumar nunca más”

Y se alejó tirando besos

Viejito sonriente con una boina

¡Me regaló un ramito de margaritas!

Fue un buen negocio.


A mis hombros les dije adiós,

Y juntos se fueron

Con las nalgas

A vivir en un departamento del centro

De la ciudad

Redondas parejas de piel cálida

Y pelos.


Mi espalda se la llevó un primo que nunca trabajó.

Él la sabrá cuidar.

La va a sacar al sol,

Me dijo,

De cuando en cuando.

Le dí un beso a mi espalda y le dije

“chau!”


Me quedaban los genitales,

Un embrollo de inquietudes y deseos

Con una sonrisa lobuna

Una mirada de perro en celo

Pero

-lo sé-

También una infinita ternura,

Les dije

“chicos, es hora de irse”

Pero ellos no se fueron.

“vamos” les dije

“fuera de aquí!”

“Entonces me voy yo!”

Amenacé

“Bien, a ver si puedes!” me respondieron


Y bien, pues aún no he podido.

In Vino Veritas, pero en cerveza también!