06 septiembre, 2005

Otra vez tú, ñoño niño naranjo?



El niño naranjo y sus homúnculos.

"Es también costumbre del niño naranjo andar de creación en creación. Como él, creación de creación, procreación, exacerbación de la libido de sus progenitores, babita colgando del falo encantador pero al fin y al cabo culpable de esa naranja naranjocidad de hijo que salió de esa emanación de líquidos viscosos, bizcochos, bi –dos- bisontes peleando por el mismo derecho de ser uno la parte del otro, lo que falta, lo que sobra, shhhh, manzana nene, manzana, mamá no dijo nada.
Y después mandarse de grande a mudar con otros amigos, pero solo, siempre solo el niño naranjo con su falo a cuestas, cuesta vivir solo, y encima con un falo. Y por eso mamá regala cosas a niño naranjo, como por ejemplo plastilina, o masilla o pulpito, y con eso se juega al demiurgo, se concede la vida –pero no el cuerpo-, se hace primero un homúnculo chiquito y después otro, y se rompe el primero. Y así un día el niño naranjo no está más solo, y la casa se llena de espectros infinitesimales, intestinales, -les cuento- una cagada atrás de otra, como esos procesos de producción que salen por el gran ojo, el ojo que saca y mete, el ojete, esa caca que chorrea de los dedos del escriba, de-lo-de-adentro-de-uno, su mierda, bah, eso que es lo único que compartimos. Así sea."

3 comentarios:

GISOFANIA dijo...

yo quiero un homúnculo, yo quiero...

Gabito Esmiápodo dijo...

situación inversa:
http://www.deviantart.com/view/8093339/

Anónimo dijo...

Pídalo Hades, pídalo que algo va a venir a su encuentro... aunque más no sea un homunculito...

In Vino Veritas, pero en cerveza también!